jueves, 21 de septiembre de 2017

Crítica de "Leal"



La Serie Divergente continúa su curso con Leal, tercera adaptación en la gran pantalla de lo que será una serie de cuatro películas sobre la saga literaria de Veronica Rothen la que se basa. Como si el propio título definiera el tipo de público para el que está dirigida la cinta, Leal es una película totalmente enfocada para aquellos que ya han jurado fidelidad a esta serie cinematográfica pero que resulta casi imposible que añada a nuevos adeptos visto el resultado.

Leal comienza allá donde lo dejó Insurgente, con nuestro grupo de protagonistas habiendo derrotado al poder establecido en Chicago y con la tentación de comprobar qué se cuece más allá de los muros de protección alrededor de la Ciudad del Viento. La ciudad está a punto de hacer estallar una guerra civil y Tris (Shailene Woodley), Cuatro (Theo James), Peter (Miles Teller), Christina (Zoe Kravitz) y Caleb (Ansel Elgort) volverán a formar equipo para llevar el peso de los minutos en pantalla, aunque recayendo un mayor porcentaje en la pareja inicial.

Tras la -tan promocionada en tráilers- escena en la que el grupo consigue trepar el muro, comenzará una nueva etapa que recuerda a otra de estas distopías adolescentes, El Corredor del Laberinto: Las Pruebas, abriéndose ante los protagonistas un nuevo mundo apocalíptico de apariencia Mad Max que resulta efectivo como contraposición a la magnitud de la ciudad destruida, pero ante el temor de no poder regresar al hogar. Un Yermo enorme en el que se esconde la gran novedad que marca esta película y hará lo propio con la próxima.

Tris y compañía se darán de bruces con La Agencia, la nueva manera de crear división entre los humanos del universo ahora que el tema de las facciones parece que ha quedado en agua de borrajas durante el transcurso de las dos películas anteriores. El jefe de esta organización, David (Jeff Daniels), es la principal inclusión en un reparto bastante estático. Esta organización, como ya se dejaba entrever en el desenlace de Insurgente, tiene como objetivo conseguir la pureza genética. Este objetivo se consigue alterando el genoma humano, excepto en Tris, la única pura por naturaleza

Esta revelación afecta duramente al desarrollo del personaje de Woodley. Pasa de ser una renegada de su facción familiar a divergente y ahora a perfección genética sin hacer creíble el paso entre etapas en ningún momento. El personaje de Tris no consigue tener el gancho suficiente para ser la última esperanza del universo tal y como se describe en la obra de Roth. Su contrapartida Cero, al menos demuestra el mismo nivel de badass que hasta ahora (excepto en las ñoñas escenas de pareja). Sin que Theo James salve la cinta por su calidad interpretativa, al menos protagonizará las mejores escenas de acción.

Teniendo en cuenta el número de propuestas similares en los últimos años (Los Juegos del Hambre, El Corredor del Laberinto...), lo que hacía única a La Serie Divergente era el tema de la separación por facciones que representaran la condición humana y cómo ello tenía trascendencia en la sociedad. Con todo ello borrado de un plumazo y sustituido por un fascismo futurista entre puros y "dañados" (no puros), la cinta se vuelve algo genérica, a lo que ayudan la gran cantidad de clichés que acompañan a lo largo de las 2 horas de metraje.

Pese a la ligereza argumental de las películas anteriores, la sensación de contar con un villano más o menos solvente dibujado en la figura de Jeanine (Kate Winslet) soportaba gran parte de la trama. No sucede lo mismo con el personaje de David. Jeff Daniels no consigue en ningún momento hacer partícipe al espectador del poder de mando que se presume que tiene. En el bando contrario, la ambigüedad del personaje de la líder de la rebelión Evelyn tampoco resulta convincente. Duele ver a Naomi Watts en un rol así.

En la silla de dirección repite tras Insurgente (y por última vez) Robert Schwentke. Esta segunda oportunidad le permite tomar ciertos riesgos e imprimir cierto sello personal en la realización. Destaca sobre todo la primera vez que se observa el escenario tras conseguir salvar los muros de protección, con planos realmente efectivos como aquel en el que Tris y compañía se bañan en una lluvia ácida color sangre. Esto se compensa con la ruptura de ritmo que aportan ciertas secuencias con técnica de slow-motion metidas con calzador y sin sentido alguno. Al abandonar la ciudad de Chicago por un entorno utópico dentro de la distopía, casi todos los escenarios han sido rodados en pantalla verde, quedando esta especie de Elysium demasiado artificial y notándose en demasía los efectos de los CGI.

Leal, pese a la triquiñuela de no nombrar que realmente es el Final Parte 1, tiene el mismo problema que hemos visto en ocasiones anteriores: la porción del libro en el que se basan no tiene gancho suficiente como para sacar una película única del mismo. Leal no es una excepción, pues se basa en textos que sirven para presentar a la nueva facción y enemigo últimoy dejar todo preparado para la batalla final, el verdadero clímax de la obra de Roth. Quedando esto fuera de la ecuación, en Leal se fuerzan algunas escenas sin demasiada trascendencia para que parezcan más espectaculares y el resultado queda excesivamente forzado. Va a resultar complicado que incluso los fans de la serie salgan satisfechos de las salas de cine.


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